Crítica al conservadurismo con una alucinante fotografía de neón: Divino Amor
- Alberto
- 27 ene 2021
- 3 Min. de lectura

2027 es el año en el que en Brasil el carnaval ha pasado a segundo plano como la celebración más grande del país para dar paso al festival del amor supremo. Una fiesta que purifica cuerpo y alma, además de celebrar la fe cristiana en este supuesto futuro.
Gabriel Mascaro, en su más reciente cinta: Divino Amor nos somete a una hipérbole sobre el creciente fenómeno religioso acontecido en su país que, a pesar del tiempo, las nuevas figuras políticas están reforzando; dejando un estado por demás conservador. A través de un retrato nada blasfemo el cineasta señala con ironía el extremo crecimiento de la religiosidad de su tierra.
La película tuvo una estupenda recepción en sitios como el Festival de Sundance y Festival Internacional de Cine Berlín.
Joana (Dira Paes), trabaja como notaria en una dependencia gubernamental. Cada día recibe, en su cubículo, parejas dispuestas a tramitar su divorcio. Su devoción extralimita de sus funciones a Joana y ésta lejos de consumar la separación de las parejas; las invita a unirse en su congregación. Comunidad con las típicas prácticas místicas de cualquier otro sitio (lectura de pasajes bíblicos, oración, cantos), con la particularidad de anexar rituales físicos y sexuales. Esto con la finalidad de reforzar los lazos afectivos de sus agremiados.
Encima del fervor que tanto Joana como su marido sienten por la religión, acuden al grupo para remendar las grietas de su relación, formadas por su incapacidad de convertirse en padres. Hecho que los incentiva al intercambio de parejas (mismas que Joana recluta en la notaría), ejercicio que está permitido en la comunidad; siempre y cuando, el hombre consume el acto en su pareja original, ó, como lo explica la omnisciente voz de la niña quien nos anticipa a los acontecimientos de la cinta: 'Siembre la semilla en la madre tierra'.

Danilo (Julio Machado), dedicado a la confección de arreglos florales es el esposo de Joana quien por una deficiencia en su esperma no logra embarazarla. Esto revoluciona la espiritualidad de ella colocándola al limite de sus capacidades; todo el tiempo está tratando de satisfacer su fe efectuando ofrendas que sirvan como tributo para por fin consumar su matrimonio. Es una de las grandes criticas que nos propone Mascaro en su película: una sociedad tradicionalista que señala a las mujeres como principales responsables de no convertirse en madres, una loza pesada que, bajo ninguna sociedad debería poner en duda el valor del ser humano, mucho menos recargar la responsabilidad sólo en la figura femenina. Las herramientas futuristas de la película ponen el dedo en la yaga cuando persiguen a la mujer con lectores que desnudan sus condiciones pre-natales. Este discurso histórico cobra sentido luego de que Jair Bolsonaro fuera electo presidente de Brasil en 2019 y ganara la candidatura bajo un discurso conservador que exhibe su inclinaciones religiosa.
Según Divino Amor, bajo un régimen así no faltaría mucho para que, en esta distopía veamos auto-servicios evangélicos para consultas en cualquier momento del día.
En la mitad del metraje la protagonista descubre estar embarazada, suceso que la conmueve enormemente luego de haberlo intentado todo y por fin conseguirlo; sin embargo, el hecho pondrá en duda la legitimidad de su matrimonio.
Gabriel Mascaro otorga una interesante reflexión en Divino Amor; que sin ser una obra sacrílega cuestiona el autoritarismo politizado y religioso que tanto Brasil como mucho otros países con cierto grado evangélico enfrentamos.

Tan no quisieron renegar de las entidades religiosas: Mascaro y Diego García (su destacado director de fotografía), optaron por crear este retrato hipnótico de colores suaves y destellos neón, cercana a la estética de Nicolas Winding Refn, para separarse del convencional decorativo que permea a estos organismos; una visión intimista, con tintes del soft porno, dicho por su realizador, hacen referencia al cine de Pasolini que, para mi gusto muy lejana en su erotismo para completar su intimidad.
Esta atractiva puesta en escena, es acompañada de música Techno y Synthwave que, casi por obligación escoltan este tipo de fotografías.
Cabe señalar, que pese a no centrarse en creencias no considero que tampoco sea una película religiosa así que advierto precaución en su visionado.
Por lo anterior, es que Divino Amor, debe ganarse un lugar entre las grandes propuestas Latinoamericanas actuales. Una muy bella critica hacia la sublimación religiosa por medio de la fe.
Gracias :)

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