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La más reciente escultura de Doillon: Rodin

  • Foto del escritor: Alberto
    Alberto
  • 24 ago 2020
  • 2 Min. de lectura

«El arte es siempre la gran verdad de la naturaleza vista a través del entendimiento humano». Rodin


Tal y como sucedió con su protagonista: Doillon llega a realizar esta película por encargo del Museo Rodin, el acuerdo inicial era que éste filmara un par documentales sobre la vida del artista; sin embargo, el director decidió sintetizarlo en esta pieza dramática. Rodin es la biografía del frances Auguste Rodin situada en 1880 cuando el escultor ya era reconocido por su trabajo, se encuentra en el desarrollo de su obra cumbre La puerta del infierno inspirada en la divina comedia de Dante Alighieri y solicitada por Bellas Artes para formar parte del Museo de artes decorativas de París que jamás vio la luz y que lo mantuvo toda su vida bajo dicho proyecto. Gran parte de la cinta navega a través de sus obras más representativas, un viaje artístico por El Beso, Balzac, Víctor Hugo y (como lo adelanté), La puerta del infierno. El complemento de la cinta lo pasamos descubriendo la vida amorosa del escultor: en una primera parte, un vaivén entre su esposa Rose Beuret y el tórrido romance que sostiene con Camille Claudel, su alumna y, a la postre, reconocida escultora. A partir de un segundo tramo veremos un frenético despertar sexual por parte de Rodin que satisface con más de una de sus modelos. Era un apasionado de las cosas, de la vida y a lo largo del filme lo vemos desarrollar esta sensibilidad artística; abrazarse de la cotidianidad.

Se ilustra el apasionado romance con Camille Claudel en un poético metraje, posteriormente nos centraremos en la debacle de su relación. A pesar de sentir un intenso amor por ella, Auguste no lo demuestra más que en lo físico para Claudel no es suficiente, literalmente le exige a su pareja ciertas reglas que asientan por escrito. El incumplimiento de estas peticiones es lo que lleva al fracaso al enlace.

Camille vivió con la frustración de estar a la sombra de su mentor, su carrera estuvo determinada por este hecho.


La fotografía de la cinta corresponde a las esculturas retratadas: completamente estoica, existe nulo dinamismo en sus tomas y la mayoría del tiempo la cámara es fija, yéndose a negro al situarnos en otro escenario. Estos argumentos visuales descansan en el poco interés de Doillon por mirar cine, se ha estancado en sus películas y en las de sus mentores: Bergman, Renoir y Cassavetes, por mencionar algunos.

La película invita a conocer más de su protagonista, aunque sea, por otros medios pues no es una biografía completa del escultor; sino, una pequeña parte de su trabajo y contacto con su entorno. Cumple en su acercamiento a Rodin, quizá sea más disfrutable en quienes estén más cercanos a su trabajo y acercará a los renuentes a él. Por último, me gustaría destacar la gran actuación de Vincent Lindon.


Gracias :)



 
 
 

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