La pureza del amor en todas sus formas: Amores modernos.
- Alberto
- 24 nov 2020
- 3 Min. de lectura

Tal y como sucediera en Barry Lyndon del gran Stanley Kubrick; comenzamos este recorrido musical con Zarabanda de Händel pieza que se ha vuelto ya un himno de la cinematografía. Dicho lo anterior, no considero que la banda sonora de esta cinta se desmarque notablemente sobre las demás; o que su acomodo sea magistral. Más bien, confieso una debilidad interior por muchos de los tracks del film.
Matías Meyer reaparece en este, su nuevo largometraje: Amores modernos. El egresado del Centro de capacitación cinematográfica (CCC) nos entrega este relato sobre la complejidad del amor y sus diferentes aristas.
Zarabanda acompaña la primer secuencia de la cinta donde nos encontramos a dos, sexualmente activos, adultos mayores. Y que, posterior al acto, preparando el desayuno, Armida (Concepción Márquez), fallece luego de caer al tratar de bajar una lata de conservas de la alacena. Este hecho es el encargado en desarrollar la trama, asimismo, de juntar a una familia separada por diversos motivos en el funeral de esta madre, esposa y abuela. Desde luego, los primeros en enterarse son los hijos: Carlos (Andrés Almeida), y Alex (Leonardo Ortizgris). Cada uno expresa el aislamiento familiar de diferente forma: Alex huye con su pareja para establecer su vida Argentina; mientras que los motivos de separación de Carlos los debe a problemas maritales. Por último Luis (padre de ambos), ha sido diagnosticado con Alzheimer, probablemente la más cruel manifestación de esta ruptura.
A la ceremonia fúnebre también acude Rocío (interpretada por Ilse Salas), personaje que llegará a modificar las dinámicas de poder en la familia; y que, igualmente su instrucción tendrá eco en el vínculo con su pareja. Rocío consigue que este punto central en el que se desarrolla la cinta, se disuelva en varias líneas paralelas formando nuevas relaciones afectivas sin importar su índole. Porque sí, la película recorre todas las exposiciones del amor; no sólo las de pareja, hallando la más importante en los lazos sanguíneos.

Nuevas relaciones aparecen una vez que se descubre la personalidad de la ginecóloga. Luis logra reencontrarse con sus hijos, pese a que la relación parecía irreconciliable debido a la dureza de su carácter, descubrimos que la razón por la cual Alex desaparece del radar es por la nula aceptación de su familia hacia su estilo de vida y preferencias sexuales. Por su parte, luego de que Rocío decida dejar a su pareja (aparentemente), por falta de entendimiento. El neurocientífico encuentra consuelo en el nacimiento de un nuevo ser. Finalmente Ana (esposa de Carlos), en esta disolución nos otorga el momento audiovisual más lindo de la cinta al interpretar Shadows de Chromatics en un reducido cuadro lleno de flares neón que lejos de pretender ser una bonita puesta en escena; expresa el momento emocional que pasa la interpretada por Ludwika Paleta.

Lo más destacado de la cinta, sin duda, es su fotografía, que corre a cargo de Mauro Pinheiro Jr. Éste manifesta una enorme capacidad técnica para llenar sus ahogados espacios de color, que se reducen con la claustrofobia interna de sus personajes. Esto sin dejar pasar a su reparto, que nos regalan actuaciones excepcionales, ninguno desentona en este honesto y certero drama. El cast lo encabezan: Ilse Salas, Ludwika Paleta, Andrés Almeida, Leonardo Ortizgris y David Angulo.
Amores Modernos, cuenta una anécdota personal de forma ágil pero se olvida de indagar más en la psique de sus personajes. Meyer deja huecos en el circulo narrativo de su historia e invita a su espectador a rellenarlos con la escueta información que proporciona. Aunado a esto, se queda una década atrás en la modernidad que presume su título, pues si bien me parecía que englobaba bien el arco de posibilidades amorosas, se atora en cuatro o cinco obsoletos modelos .
Sin embargo lejos de desilusionar, es una cita obligada con la pantalla, que coquetea en colores y nos habla bonito al oído. Gracias :)

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