Oda a las viejas costumbres: El peluquero romántico
- Alberto
- 3 ago 2020
- 3 Min. de lectura

Víctor (Antonio Salinas), atraviesa el duelo por la reciente pérdida de su madre. Es un adulto contemporáneo, soltero; dedicado al noble oficio de la peluquería. Divide su rutina en dos: en casa, es un apasionado de mirar cintas del cine de oro y, de los boleros; que fiel a su estilo, reproduce en antiguos aparatos de sonido. Y, desde luego, su jornada en la peluquería que, posiblemente es donde pasa más tiempo del día. Que terminando ésta desahoga en un juego de dominó con sus amigos, charlando, acompañados de las célebres Cubas.
Gracias a este itinerario logra mitigar un poco las dolencias que el duelo le causan.
El peluquero romántico es la más reciente cinta del director zacatecano Iván Ávila Dueñas. Cautiva a partir de las aficiones de su personaje todo el romanticismo y crea un largometraje con una estética muy especial. Aficiones heredadas de su madre, que Víctor abraza cariñosamente. Gustos de antiguas costumbres: que además de las ya mencionadas a la música y al cine de época; se suma su afinidad al Atlas equipo de fútbol profesional que sus resultados deportivos muestran una fascinante correspondencia con la vida sentimental del estilista. Para quien conoce la historia de dicho club sabrá que además de ser un equipo con muchísima tradición y arraigo en el país; también es un equipo que arrastra una mala racha derrotista desde hace años.
Tocando los aspectos técnicos del largometraje; la música juega un rol principal a través de sus boleros y la bossa nova que tendrá pie a partir del segundo acto de la película. En misma proporción, las imágenes de archivo acompañan en forma de videos antiguos y posteriormente transmutan en las visiones amorosas de Víctor. Éste es un eterno enamorado de la mujer, lo podemos ver en reiterados y tímidos intentos por conquistar a la chica que le lleva la comida sin mucho éxito; ó, regresando con nostalgia relaciones pasadas. Pese a no acertar, en su imaginación estos hechos si que se consuman de manera favorable.

A veces para soltar agobios y terminar con la mala racha amorosa es necesario cambiar de latitudes, en contra de los pronósticos; Víctor decide dejar todo para emprender un viaje a Brasil que le vendrá como bálsamo, empujado; además, por una situación en su vida que ya van a descubrir. Es una cinta que versa sobre la vulnerabilidad del hombre; el soltar todos los apegos emocionales y dar pie a nuevos comienzos.
Ávila Dueñas hace un fantástico retrato de la Ciudad de México, con esquizitos planos detalle de la capital chilanga. Homologa su anticuado estilo en todas sus locaciones: la casa, la peluquería, el metro; cafeterías y restaurantes donde tienen lugar citas importantes para el protagonista y; por supuesto, la nueva aventura carioca que el interpretado por Antonio Salinas está por encarar.
La producción de la cinta tomó la decisión de juntar a su reparto tiempo antes de comenzar filmación para reforzar la convivencia entre ellos y es cosa que se ve reflejado en el proyecto, las interacciones entre los actores son fluidas y es muy favorable. Igualmente, el compromiso fue total: el protagonista tuvo que tomar clases de peluquería con diversos maestros para desempeñar mejor su papel.
Si como yo, eres caudillo del romance, enamorado del bolero y de las cintas de antes; esta película es para ti. Es legítima, sencilla e imprescindible para nuestro cine.
Hay que voltear, a este tipo de historias y quizá cuestionarnos antes de mirar el abrumador nuevo despertar de la industria nacional.
Gracias :)

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