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Parásitos: la gran joya coreana de esta década.

  • Foto del escritor: Alberto
    Alberto
  • 9 jun 2020
  • 2 Min. de lectura

Parasite, la cinta del director coreano Bong Joon-Ho. Ésta, su última producción cinematográfica, le ha valido la honorable Palma de Oro en el pasado festival de Cannes.

Parásitos, se entiende como aquellos seres vivos que pueden alimentarse de forma rapaz sobre lo que otros generan, título que me parece bastante acertado por la naturaleza de la historia. Este nombre tiene una segunda acepción en la película, refiere a un ser vivo que irá creciendo durante ésta y, que por supuesto, a ustedes les tocará descubrir.


El filme narra la historia de los Kim, una familia desfavorecida en Corea del Sur que, durante la primer secuencia del largometraje la veremos realizar prácticas poco convencionales para salir adelante y contrarrestar los obstáculos que sus limitantes económicas les presentan.

Parasite, expone la desigualdad social: un fenómeno creciente a nivel mundial. Joon-Ho aborda esta controvertida situación de una manera magistral, nos lleva de un drama familiar trágico, a la comedia con tintes fársicos y humor negro que tanto lo caracterizan pero, sin caer en lo absurdo.

En el otro extremo demográfico, se encuentra la familia Park. Siendo ellos la parte opulenta de la historia, que contrasta la realidad de los Kim. Los primeros son el antagónico económico; no así, en valores y más adelante diré por qué lo creo.



Estas dos realidades convergen cuando Gi Woo hijo mayor de la primer familia tiene la oportunidad de inmiscuirse como tutor de la hija mayor de la ingenua Park. Son las carencias lo que terminan dotando a los Kim de habilidades para lograrse entrometer en la vida de su contraparte. Pues no sólo GI Woo terminará trabajando en la casa Park; si no, a base de engaños y sin miramientos en las consecuencias que sus actos puedan desencadenar, también sus consanguíneos lo harán.

La fotografía es estupenda, retrata a la perfección las similitudes y ambigüedades que existen entre las dos familias. Cuenta con bellísimos movimientos de cámara, precisos y muy sofisticados. La historia sube deliberadamente; al espectador, de la modesta casa donde vive Gi Woo, hasta una ostentosa residencia en las colinas; insisto, para enfrentarnos a los contrastes sociales que durante poco más de dos horas se plasman en el filme.


La cinta explora los lazos afectivos familiares y nos cuestiona si existe un paralelismo entre los valores de dichos vínculos con su poder adquisitivo.

Finalmente, descubriremos que no hay nada que un padre no pueda hacer por defender a su familia importando poco el extracto social al cual pertenezca.


Busquen esta gran película en plataformas digitales, vale enteramente la pena. Les agradezco el haberme leido y los espero en una proxima oportunidad. :)

 
 
 

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